Honduras se encuentra ubicada en el centro del continente americano; en América Central o Centroamérica, como suele denominarse a esta región del mundo.
Es un país relativamente pequeño con una extensión de 112,492 kilómetros cuadrados (más grande que Bélgica u Holanda o muy similar al tamaño del Estado de Ohio en Estados Unidos); el segundo en tamaño de Centroamérica y el más accidentado geográficamente (75% por ciento del territorio tiene una pendiente de 25 grados o más). Curiosamente, Honduras es el único país de Centroamérica que no posee volcanes activos.
Su territorio fue descubierto en el año de 1502 por el Almirante Cristóbal Colón en su cuarto y último viaje. Al momento del Contacto, ya estaba habitado por diversos grupos indígenas. El mestizaje que produjo el encuentro entre las dos culturas se ha mantenido hasta el momento. La lengua oficial es el español y la religión Católica Romana es la que profesa la gran mayoría.
Ocho grupos indígenas y afroamericanos permanecen con sus costumbres, valores y cultura; Pech, Tawahka, Misquitos, Tolupanes, Garífunas, Negros Creoles, Chorties y Lencas. De todos ellos, sólo el pueblo Lenca ha perdido completamente su lengua natal.
En la actualidad, Honduras posee más de 8 millones de habitantes, de los cuales, cerca del 90% son mestizos o “ladinos” y el resto pertenece a los grupos étnicos mencionados.
Siendo un territorio tan montañoso, la riqueza natural y cultural de Honduras se ha mantenido relativamente desconocida; tanto para el hondureño como para el extranjero.
Es esta situación lo que la convierte en un destino ideal para exploradores, voluntarios e inversionistas; aventureros modernos que buscan el último destino por descubrir.
Tradicionalmente, Honduras ha sido un país forestal- agrícola que exporta café, camarones, madera, langosta, melón, puros, azúcar y otros productos. Las remesas de los hondureños inmigrantes, la industria de la maquila y el turismo constituyen las tres primeras fuentes de generación de divisas del país
En los últimos años, el país ha hecho esfuerzos significativos por apoyar la industria del turismo y claramente se pueden distinguir determinadas zonas que cuentan ya con infraestructura y atractivos de primer nivel para atender a los más exigentes viajeros. Tal es el caso de ciudades como Tegucigalpa, San Pedro Sula, La Ceiba, Roatán y Copán Ruinas.
La primera es la capital política del país y se encuentra ubicada en el centro del territorio. Con más de un millón de habitantes, Tegucigalpa es una ciudad entregada a los quehaceres políticos, en gran medida debido a que el gobierno y los organismos internacionales tienen aquí sus oficinas principales.
San Pedro Sula se ubica en la Costa Norte, específicamente en el rico Valle de Sula, muy cerca del mar. Es la segunda ciudad del país en tamaño, pero es sin lugar a dudas, donde surge el potencial económico del país. Reconocida por su espíritu de empuje, la ciudad es un emporio comercial, agrícola, ganadero e industrial. No existe ninguna “segunda ciudad” en Centroamérica como San Pedro Sula y es el principal “Hub” para el transporte aéreo turístico del país.
La Ceiba es “La Novia de Honduras”; ciudad puerto en el Mar Caribe que cuenta con su propio aeropuerto internacional y famosa por su espíritu festivo, su carnaval y sus atractivos naturales. Hacer canopy, rafting, hiking o bailar hasta el amanecer es parte ya de sus atributos naturales
Roatán y Copán Ruinas son las joyas del turismo en Honduras. Mientras la primera es una isla paradisíaca en medio del Mar Caribe, la otra, en las montañas del Occidente es el destino cultural por excelencia del país. Aquí surgió la dinastía maya que gobernó la ciudad estado de Copán a lo largo de diecisiete reyes. Mientras la primera está ubicada en la segunda barrera coralina más grande del planeta, la segunda es Patrimonio Mundial de la Humanidad.
Ambas representan los primeros destinos de los turistas que llegan al país. Pero el país ha avanzado y nuevas ofertas se brindan cada día. El turismo rural comienza a abrirse paso lo mismo que el turismo de voluntariado social. Los deportes extremos han despegado con fuerza al tiempo que el aviturismo comienza a definirse. El turismo de cruceros en Roatán es una oleada de casi un millón de viajeros al año y se espera que el turismo científico logre sentar sus reales en uno de los países más ricos y desconocidos de América.