La hondureña Sor María Rosa Leggol ha fallecido la mañana de este viernes luego de complicaciones de salud debido al Covid-19. Deja un legado de servicio a la comunidad y una lucha incansable por el mejoramiento de la sociedad hondureña por los últimos 50 años.
Nacida el 21 de noviembre de 1926. Desde temprana edad mostró un corazón noble preocupado por los más vulnerables. Luego de perder a sus padres ingresó al hogar de niñas de las hermanas franciscanas en donde empieza a dar los pasos de una vida devota a los demás. Se convirtió, años más tarde, en Hermana Franciscana el 13 de junio de 1949 en Winconsin, Estados Unidos. Desde entonces nunca paró en realizar obras caritativas que impactaron la vida de miles de niños hondureños.
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Una vida dedicada al servicio
En 1964 fundó la Sociedad Amigo de los Niños que ha velado por la seguridad y desarrollo de los más pequeños. Por sus notables obras humanitarias recibió el premio a la Buena Samaritana, reconocimiento honorifico de la Universidad de Saint Francis Xavier de Antigonish, Canadá y el gobierno de Honduras creo una estampilla postal en su honor para ser recordada por los hondureños durante generaciones.
Mientras estuvo internada muchísimas figuras relevantes de la vida política, social y religiosa hondureña le enviaron sus mejores deseos. De la misma manera, presentaron sus condolencias al enterarse de la triste noticia.
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“Estoy segura que nuestro Señor está acá a mi lado, sentadito dentro de mi corazón y estoy segura de que Él también está al lado de todos y cada uno de ustedes” declaró sor María mientras se encontraba internada, siempre llena de fe.
La muerte de Sor María Rosa deja un gran vacío en los corazones de quienes la conocieron y fueron inspirados por su infinita bondad. Además significa una pérdida irreparable para Honduras, a la que ella le dedico incontables momentos de solidaridad y servicio. Su vida inspira a miles de personas que creen que con buenas acciones se puede salvar el mundo.