Miles de hondureños se acercan a la Basílica de Suyapa para honrar a la Virgen de Suyapa por los milagros que obra en los fieles pelegrinos. Este acto religioso se lleva a cabo todos los años en donde los devotas se instalan en las afueras de la iglesia, por varios días y así disfrutar de todos las actividades con los que cuenta esta festiva.
La mayoría de los peregrinos provienen de lugares muy retirados de Tegucigalpa, pero, su fe es tan grande que el camino largo y agotador no es impedimento, ya que nada es comparado con los milagros que la virgen les ha concebido.
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Agradeciendo a la Virgen de Suyapa
Alrededor de 60 miembros de la familia Suazo preparan el largo viaje cada año, ellos llevan sus propias carpas, fundas para dormir y alimento. La familia es proveniente de La Paz y han venido hace más de 50 años a este evento. Y para esta ocasión llegaron en agradecimiento del milagro que se les concedió.
”Mi nieta cayó en una tina de cal, la niña no miraba y tenía los ojos cerrados, estuvo así seis días. Yo le pedí a la virgen que la niña no quedara ciega, y gracias a ella está bien”, testifico María Suazo quien es la guía de toda la familia.
Ella y su esposo tienen más de 50 años de seguir y venerar a la virgen de Suyapa.
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Para la virgen no importa la magnitud del milagro
Edith Cruz de Santa Bárbara llega año con año acompañado de su familia, testifica que ella padecía de la vesícula y debía operarse. Debido a la falta de dinero no podía realizarse la operación que, según contó a Honduras Tips, era muy costosa. Un día, su familia le habló de los milagros de la virgen, decidió creer y fue curada sin necesidad de operación o medicamentos.
“Yo caía muerta del dolor, lo recuerdo muy bien. En ese entonces no creía en la virgen y mi familia me contó de sus milagros, decidí creer y si me cumplió mi milagro. También mis hijos no tenían trabajo y ahora ya lo tienen”. Contó Edith Cruz con alegría en sus ojos.
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Cumpliendo promesas
La hondureña Melinda Corea expresa que hace diez años la Patrona de Honduras le concedió su milagro, ya que ella sufría de asma y fue sana por obra divina de la morenita. Desde ese entonces le hizo la promesa que mientras tenga vida seguirá venerándola.
“La virgencita a mí se me reveló, era una muchacha con un vestido blanco con corona, me tomo de la mano y me levantó. Desde ahí yo me siento curada”, así testificó Melinda Corea, de cómo su milagro fue concebido y desde entonces es muy feliz.
La fe hacia la virgen hace referencia a la cultura hondureña, pues cada uno de los feligreses ha adquirido esta fe a través de sus familias, especialmente de sus padres quienes le hablaron de los milagros que obra la Patrona de Honduras y también los han vivido por sí mismos como lo han testificado los hondureños.
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