Se acerca uno de los festivales más coloridos de Honduras, en el que las ciudades gemelas La Esperanza e Intibucá se visten de gala y donde la gastronomía lenca es la protagonista. Estamos hablando de la XIV edición del Festival Nacional del Choro y el Vino.
En esta XIV edición del festival se inaugurará el monumento al choro en honor a este alimento lenca que se ha transmitido tradicionalmente de generación en generación. En esta escultura hecha de cerámicas de vivos colores se puede apreciar cada una de las etapas por las que pasa el hongo comestible, desde su nacimiento hasta su madurez, cuando ya está listo para ser degustado.
Esta es la primera vez que se elabora un mosaico escultórico en la ciudad de La Esperanza. El monumento fue construido por las talentosas manos del equipo de diseño Arte Mosaico Trencadis.
Encontrarlo es fácil ya que se encuentra ubicado en la calle que conduce a los baños públicos El Quiscamote. Aquí puede aprovechar y dar una vuelta por este emblemático lugar de La Esperanza.
Un alimento tradicional
El consumo del hongo comestible se remonta a siglos pasados, ya que en sus inicios fue un alimento que solamente lo consumían los indígenas que habitaban en tres municipios intibucanos: La Esperanza, Intibucá y Yamaranguila.
Como buenos conocedores del campo, los indígenas lencas, sabían que con las primeras lluvias de mayo y junio los choros comenzaban a nacer naturalmente.
Cabe mencionar que el nombre Choro viene de una seta (hongo) cuyo nombre científico es Amanita Caesarea. Este hongo se da de manera natural en las regiones de La Esperanza, Intibucá y Yamaranguila. La versatilidad del Choro es tal que puede acompañar distintos platillos, como sopa de gallina india, pupusas, tacos con carne, entre otros.
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Más sobre el Festival Nacional del Choro y el Vino
Esta celebración gastronómica se llevará a cabo del 20 al 23 de junio, todo un fin de semana lleno de actividades y diversión. En este festival se expondrán todas las bondades culinarias de este popular hongo comestible, que reconocemos por tener llamativos colores amarillentos y rojizos.
Por otro lado, en esta fiesta no puede faltar el tradicional vino, hecho a base de papa, fresas, duraznos y arrayán. Cada uno de ellos es una verdadera delicia perfecta para acompañar los platillos que se preparan en este festival.
El peculiar sabor del choro y el sabroso vino son dos cosas que atraen cientos de turistas hondureños y extranjeros, quienes además de disfrutar la gastronomía aprovechan para visitar La Esperanza, Intibucá y Yamaranguila. Aventurarse a visitar las bellezas naturales que aquí existen es una excelente oportunidad para hacer turismo interno.
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