El vehículo llamado, «El Compadre» era un carro cuya fabricación era 100% hondureña y el eslogan usado para promover era: «El Compadre, autos hechos por nacionales para el consumo de la nación», el mercado era solamente nacional.

Los carros son el medio de transporte más utilizado en el mundo y su popularidad es tanta que se han llegado a crear diferentes marcas y modelos a lo largo de los años, pero ¿sabía usted que Honduras fabricó su propio automóvil en 1970?  

El vehículo llamado –El compadre- era un carro cuya fabricación era 100% hondureña y el eslogan usado para promover era: «El Compadre, autos hechos por nacionales para el consumo de la nación», el mercado era solamente Honduras.

El nombre surge por la sensación de amigos y familiaridad que se pretendía tener con los compradores, haciendo sentir que el carro estaba hecho para ellos y que entendía las necesidades del trabajador

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Carro

Los automóviles que circulaban a principios de los noventas en las principales ciudades del país, eran escasos y extremadamente caros, sin embargo, con el paso de lo años la demanda creció gracias al auge en la producción y exportación bananera.

Con la ayuda de la empresa General Motors, Honduras decide comenzar la fabricación de un carro fuerte, económico y bueno para el trabajo duro. El motor era marca inglesa Mitford, una de las únicas piezas que se importaba y eran ensamblados por CEFA (Centroamericana de Ensamblaje y Fabricación) empresa que se localizaba cerca del aeropuerto de Toncontín.

El precio rondaba entre los L.5,400 y L.6,700 dependiendo en la forma de pago, un precio accesible, por esta razón las empresas importantes del país deciden comprarlos para distribución de sus productos, entre esas empresas se encontraban COVEPA, quien era una distribuidora de huevos, y DIAPA una distribuidora de productos diversos.

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Para 1980 ya estaba terminada la fabricación de «Los Compadres» y se estimaron 200 unidades vendidas. Aunque su tanque era muy económico y la fuerza que tenían eran invaluable no se convirtieron en los favoritos para la población, todo porque su aspecto era tosco en comparación a los otros carros que estaban siendo importados.

Actualmente solo quedan dos autos, uno de ellos se puede encontrar en el Museo del Aire en Tegucigalpa, mientras que el otro le pertenece al señor Carlos Roque en San Pedro Sula, quien aún presume en eventos y exhibiciones de tener un «El Compadre» y lo mejor que lo mantiene como recién comprado.

Datos como este muestran que si una vez fue posible ver autos 100% hondureños en nuestras calles, tal vez llegue el día en que se repita este sueño impresionante.