A la orilla de la carretera al norte, exactamente en el kilometro 161, en la comunidad de Monteverde en el Lago de Yojoa se ubica un lugar que te ofrecerá tener un contacto directo con la naturaleza.
Honduyate es un centro turístico que va más allá de mostrarte las cercanías del Lago de Yojoa, es llevarte a vivir un sinfín de actividades que puedes realizar en un día o perfectamente en un fín de semana.
El Lago de Yojoa también es conocido como la mítica laguna donde duerme un cocodrilo de oro, que según los habitantes descansa esperando a ser despertado de su largo sueño para traer riqueza y paz a esta zona del país.
El equipo de Honduras Tips se embarcó en esta aventura ubicada apenas a dos horas de la ciudad de Tegucigalpa, justo a la mitad de carretera hacía la ciudad de San Pedro Sula. Lo primero que resalta al llegar a Honduyate es el sonido de las aves que habitan en este tipo de ecosistema, donde uno de sus principales atractivos es el de dar un paseo en lancha por el lago, el único de origen volcánico en Honduras y la mayor reserva de agua dulce en el país.
Ubicado exactamente entre los departamentos de Santa Bárbara, Cortés y Comayagua, el Lago de Yojoa también cuenta con una profundidad de 30 mts y una extensión de 18 kilometros albergando alrededor de 800 especies de plantas que crecen en áreas protegidas, cantidad que equivale al 10 % de la flora nacional.
En Honduyate también se pueden observar distintas especies de aves que son distintivas de esta zona del país, una de las actividades que también sigue en auge.
Otro de los atractivos de Honduyate es que se puede caminar por un pequeño sendero donde se puede disfrutar de los cálidos rayos del sol entre la abundante vegetación que crece aquí. En un futuro cercano este sendero se convertirá en una reserva biológica para seguir fomentando la preservación de diversas especies.
Por si fuera poco, un día no basta para disfrutar de la comida tradicional de esta zona, aquí se puede alquilar una habitación y/o cabañas para disfrutar del espectáculo de la luna reflejándose en el lago, degustar una copa de vino en el bar y dejarse arrullar por el sonido de la naturaleza.