Desde los días del conquistador Hernán Cortés, han circulado rumores sobre una ciudad perdida de inmensa riqueza escondida en algún lugar del interior hondureño, llamada la Ciudad Blanca o la Ciudad Perdida del Dios Mono.
En 1940, el periodista Theodore Morde volvió de la selva tropical con cientos de artefactos y una historia de haber encontrado la “Ciudad Perdida del Dios Mono”, pero luego se suicidó sin revelar su ubicación. Luego, en 2012, Doug Preston se introdujo a las densas selvas de Honduras con maquinaria de tecnología altamente avanzada que mostraría un mapa, en el cual se descubrieron dos ciudadelas, entre ellas la “Ciudad Blanca”.
Al llegar a la ciudadela, pudieron excavar muy poco ya que Preston y su equipo fueron atacados por una enfermedad que, según la misteriosa leyenda, protege a la ciudad. La enfermedad es dermatológica, quema la piel y es conocida como Leishmaniasis mucocutánea. Preston dijo: “Pudimos excavar muy poco, y los estudios demostraron que eso era aproximadamente el 3.2% de toda la ciudad, algo que nos pareció sorprendente”.
La expedición fue redactada por el mismo Preston en su libro “La Ciudad Perdida del Dios Mono: Una Historia Verdadera”. Todo esto, más la especulación de las leyendas, nos afirman la existencia del misterio de la Ciudad Perdida del Dios Mono, sin duda un lugar de misterio en selvas hondureñas.
Articulo por: Sofía Durón