El parque Nacional Montaña de Celaque ubicado en el departamento de Lempira, declarado biosfera mundial, es uno de las pruebas más extremas que un viajero puede realizar en Honduras. Es el punto más alto del país con 2849 Metros Sobre el Nivel del Mar, un sinfín de sube y bajas que por momentos desearás regresarte.
Como Honduras Tips, nunca habíamos visitado Celaque, bueno, no al menos en este tiempo cuando empieza abrirse espacio entre lo más relevante del turismo natural y extremo del país. Solo les diremos que fuimos, y que les contaremos como nos fue.
La odisea comenzó viajando en paila de un amigo llamado Gabriel, él es oriundo de Gracias, Lempira. Cabe destacar que la carretera para llegar al Centro de Visitantes de Celaque es un verdadero lujo ni en las mejores ciudades de San Pedro Sula y Tegucigalpa.
Llegando al inicio del recorrido de Celaque, nos encontramos con un grupo de hondureños que también querían conocer el maravilloso Parque.
Tomamos nuestros palos para afianzarnos en la tierra que estaba cubierta por hojas secas de liquidámbar y antes de una buena charla informativa por parte de un guía, salimos a la verdadera aventura.
El Parque Celaque tiene seis senderos, pero la meta era llegar al Cielo, sin mentir y exactamente a 7.43 kilómetros de distancia desde el Centro de Visitantes. Sonaba retador, eso sin agregarle las empinadas cuestas en medio del bosque nuboso.
El recorrido comenzó y en el principio encontramos una torre de aviturismo, una bella postal natural del río Lenca y un sendero lleno de árboles frondosos de liquidámbar. Hasta este momento todo era paz y tranquilidad, es más, las fotografías salían como ráfagas de la cámara.
No obstante la cosa se puso interesante cuando llegamos al primer descanso, nuestras piernas literalmente bailaban de tanto que temblaban; allí descansamos y ya nos queríamos regresar (En nuestra mente).
Seguimos y seguimos, por algunos momentos pedíamos descanso al guía llamado Luis, de 63 años que por su paso tenía mejor resistencia que nosotros; eso nos daba fuerza y pena a la vez. Otras veces solo queríamos un poco de agua, pero eso no era un problema, porque desde sus entrañas el bosque nos ofrecía agua pura y mineral, la más rica que hemos probado.
Honduras Tips seguía al grupo de hondureños que iban por el bosque que iban repartidos en dos guías. Y por ocasiones escuchaba leyendas del Celaque, sobre sus pródigos no encontrados, o de sus fabulas encantadas.
Lo cierto que esas platicas daba miedo, así como la soledad de la montaña. Después de haber cruzado una peña inmensa que tal cual pareciera un meteorito que cayó en medio de los grandes árboles que ocultan su vista desde el aire.
Después de subir casi a gatas una pendiente con el lodo burlándose de nuestra condición física, pudimos llegar al primer campamento llamado Santo Tomas.
Ese campamento es un oasis para tomar respiración, descansar un poco. Unos dicen que un señor que se llama así, vivió por mucho tiempo allí, y en su honor se le nombró así al campamento. Pero si algunos son católicos pensarán que ese santo podría ayudarles a seguir subiendo el Celaque.
No duro mucho tiempo de estar en ese campamento por algunos valorudos y hasta el mismo guía dijo – No podemos estar mucho tiempo para que no nos enfriemos…Cómo si no hiciera frío ya en la montaña.
Bueno, el caso es que seguimos, seguimos, pasaron como tres horas, hasta el sol nos dijo adiós. Las grandes hojas de un denso y espectacular bosque muy nuboso tapaban con elegancia el sol; hasta allí empezamos a sentir un miedo abrazador, porque la lluvia empezó a golpear nuestra ropa y el frío era como el silencio que zumbaba en nuestros huesos.
Después del esfuerzo de subir, pero de lo maravillado de ver un ecosistema único, llegamos al campamento Los Naranjos, el punto más cercano a la cima del Celaque. Pues allí nos quedamos, la noche paso más oscura que una cueva, y fría como el polo norte (bueno casi).
Una fogata nos fue por señal y algunos cánticos animaron la noche que duró hasta las 8. Después todos a dormir porque a las tres de la mañana sería la hora de ir a la cima.
La madrugada llegó y con ello un frío inmenso, calculábamos que estaba a 5 grados; empezamos a caminar por los senderos mojados y la lluvia que arreciaba…Eso era pasable, hasta que empezamos a subir montaña arriba, mínimo dos horas, algunos hasta se cayeron…Claro, Honduras Tips no, siempre descansaba en cada subida.
Algo que no les debe de asustar pero a nosotros nos pasó, es que escuchamos ligeros sonidos de un animal que por nuestra falta de experiencia en el bosque no logramos detectar. Pero el guía aseguró que se trataba de un leopardo…Bueno el otro guía dijo que era una león de nieve.
No sabíamos a quién creerle, pero tampoco nos quedamos allí para averiguarlo, eso sin duda, nos dio fuerzas para subir a la cima.
Llegamos al “cielo” como le dicen al sendero, o al punto más alto de Honduras a las 6 de la mañana; no les comentaré cuanto humo salía por nuestra boca y nariz.
El frío en la cima de Honduras literalmente nos quemó la piel; unos de los guías hizo una fogata para calentarnos; desde allí esperamos ver el amanecer con espectaculares colores cromáticos del sol que se filtraba por las nubes de frío.
La experiencia fue única, se sintió como cuando vas en avión, pero afuera…su brisa, su roscio de lluvia y frío que calaba los huesos nos sentir que había valido la pena, las 10 horas de camino para llegar allí.
El guía nos felicitó y nos dijo que teníamos aguante…Pero en mi mente paso esto – Él seguro quiere darnos ánimo para bajar –
Bajamos de Las Minas y luego a descender el Celaque, una experiencia de unas 5 horas entre senderos y mesetas tal cual como un mono de rama en rama. Esa mañana pudimos ver pizotes, escuchar variedad de sonidos de aves y sentir la satisfacción de haber logrado subir lo más alto de Honduras.
Poco nos duró la satisfacción y reflexión de lo logrado porque descender es lo peor que le puede pasar a un simple mortal. Al final el camino era el mismo pero nuestros pobres dedos de los pies sufrieron las consecuencias de los contantes frenos por esos senderos casi de 90 grados.
Al final llegamos de nuevo al Centro de Visitantes, las experiencias vividas fueron contadas allí…algunos se sentíamos como pavo real por la gran hazaña y otros simplemente sentían habían bajado unas dos libres por el gran esfuerzo físico.
A pesar de la odisea que se vive en el Celaque, es una montaña segura, debidamente señalizada con guías profesionales que prácticamente nacieron allí. Vale la pena hacer el Reto Celaque y contarle a todos la gran hazaña.
Otras postales del recorrido por Celaque
CUÁNDO IR:
Según los guías puedes visitar Celaque desde enero a mayo.
INFORMACIÓN:
Don Luis Melgar – guía experimentado en Celaque. Contacto (504) 9971 5114
Edwin Miranda – aviturista local. Contacto (504) 9603 8184
Asociación de Guías de Gracias. Contacto (504) 9866 0713
Mancomunidad Mapance-ProCelaque. Contacto (504) 2656 0938