Por Marcio Fernando
Como todos los años, Comayagua vuelve a sumergirse en esa atmósfera mística que muchos amamos y vivimos con pasión desde las diferentes actividades en las que participamos.
La magia y el color de las alfombras, el aroma a incienso y flor de olivo, el solemne compás de las marchas fúnebres convierten a la capital colonial en el epicentro del turismo religioso de nuestra Honduras.
Un breve resumen gráfico desde la perspectiva de este servidor de lo que fue el Santo Entierro 2016 en La Antañona, en esa Comayagua que mantiene vivas sus tradiciones.
Mi vigésima Semana Santa como músico de la Banda de Comayagua, actividad que no cambiaría por nada en esta vida, he crecido haciendo lo mismo todas las Semanas Santas, he vivido el fervor de esa hermosa ciudad que es como una segunda casa para mí.
La Semana Santa en Comayagua se vive con pasión, se vive al compás de las marchas fúnebres, se vive en el aroma del incienso.
Son muchos los elementos naturales que dan su carácter a cada alfombra, aquí un hermoso rosario con bellotas de pino.
La luna llena ilumina la noche del Jueves Santo, hay gran expectativa por esta noche, el aire se inunda con el aroma de la flor de olivo.
El Nazareno de la Merced horas antes de la Procesión del Silencio, una de las más emblemáticas de la celebración, que es acompañada por cientos de personas durante sus cinco horas entre la noche del jueves y la madrugada del viernes.
Son casi las 11 de la mañana, el calor aumenta, la banda interpreta “Desolación” y mientras la procesión continua majestuosa e imponente su recorrido por la Vía Dolorosa.
Minutos antes de la salida del Santo Viacrucis los custodios de la Consagrada Imagen de Jesús Nazareno del Templo San Francisco se preparan para levantar la imponente anda procesional sobre sus hombros.
Después de una larga noche, el trabajo de una familia queda plasmado en una hermosa alfombra, una efímera obra de arte, que adorna el camino que ha de recorrer el Santo Víacrucis.
El sol se encuentra en el cénit, la procesión todavía tiene un largo camino alfombrado, lleno de color por recorrer, pero la voluntad de estos devotos de La Dolorosa no se quebranta, a pesar del calor y el cansancio, y continúan con paso lento su recorrido con la imagen sobre sus hombros.
Muchas manos, muy talentosas, dan vida a los intrincados diseños de las alfombras que tapizan las calles de la ciudad colonial
Llegada la noche del Jueves Santo la Plaza León Alvarado se llena de espectadores para presenciar la puesta de escena del Prendimiento a cargo del un grupo teatral de mucha trayectoria en Comayagua.
Las calles de La Antañona se llenan de feligreses que acompañan la urna sobre la que descansa el Cristo Yacente camino a su sepulcro en lenta procesión al compás de las marchas fúnebres que ejecuta la Banda de Comayagua.
Llegada la noche del Viernes Santo llega la hora de la Solemne Procesión del Santo Entierro, Comayagua se viste de negro.