Cada 1 de noviembre, Antigua Ocotepeque celebra uno de los bailes coloniales más ancestrales de Honduras. El Baile de Moros y cristianos es una reminiscencia española de las guerras contra los árabes que los invadieron durante ocho siglos.
Desafiando el paso del tiempo y el olvido, los danzantes ataviados con máscaras tradicionales recitan antiguos parlamentos transmitidos de generación en generación.Danzan al compás de las cajas o tambores. Cada integrante levanta rítmicamente sus pies y mueve las caderas y los hombros para simular la lucha con el enemigo.
Ésta es la representación dramática que realizan los moros y cristianos de Antigua, Ocotepeque. El grupo, que se presenta en las ferias patronales, es el símbolo de la cultura Chortí del departamento de Ocotepeque, cuyo ritual se transmite de generación en generación.
La danza recuerda las guerras entre españoles y árabes. Desde hace más de 50 años, muchos de los danzantes integran el grupo. Sus padres les dejaron este legado que ahora forma parte de sus vidas.
Cada año reforman sus vestimentas y decoran sus máscaras y complementan su presentación con instrumentos autóctonos. Los miembros de la comunidad de Antigua, Ocotepeque, se sienten orgullosos de su pasado y de llevar en su sangre esa tradición que representa para ellos parte de sus rituales y que, aseguran, perdurará por siempre.
El baile
Cada año, el grupo de baile se prepara, se reúne y distribuye los papeles que cada miembro representará.Ensayan constantemente y repasan el texto original del drama.
Su vestimenta es similar a la de los moros de los siglos 16 y 17 y algunos le incorporan elementos indígenas. Los cristianos visten pantalones sencillos, coronas y llevan una cruz.Los 12 integrantes llegan de prisa a sus presentaciones, toman el vestuario y se preparan para mostrar su talento.
El rey encabeza el desfile. En fila van los guerreros rojos y al otro extremo marchan los guerreros azules. Cuando inician el baile, gritan y animan al combate y los tambores suenan para alertar a los combatientes.
Los hombres danzan en señal de que deben desplazarse para enfrentarse al enemigo. Los reyes dialogan y los guerreros agitan sus machetes.
Uno de los personajes simboliza al diablo que demuestra que ha perdido la partida. La fama de este grupo trasciende fronteras y han representado a Honduras en varios eventos en Guatemala y El Salvador.
El consejo de ancianos del pueblo Chortí de Antigua ha mantenido viva esta tradición en sus ceremonias o rituales, de acuerdo a los calendarios establecidos o en eventos especiales como la limpieza de la tierra, la cosecha, el nacimiento, la muerte o los ritos de curación.
Antigua revive el pasado y su mejor carta de presentación es el baile que encierra misterio y tradición.
Tomado de: Diario La Prensa