En cuanto a cocina se refiere, en el Occidente del país definitivamente se respiran otros aromas. En la región copaneca abundan los bocados que difieren de lo considerado “típico” en el resto de Honduras.
En este territorio se cultivan vegetales y hierbas muy propias de la zona – usualmente de temporada– que dan una peculiar sazón a sus comidas. Entre las hierbas más conocidas que caracterizan la zona está el chipilín, el loroco y el quilete.
Hay señoras icónicas de la gastronomía copaneca que usted no puede dejar de conocer, como es la risueña Doña Toya, ella elabora el mejor atol chuco de la región; un brebaje preparado a base de maíz. Se sirve en un huacal combinado con frijoles parados y por encima adornado con la semilla de ayote molida, que se llama “aiguaste”.
Este es el deleite de muchos de los nativos de la zona. También escuché por allí que además de ser altamente nutritivo, no hay mejor remedio que dicho atol para la mañana después de una noche de fiesta… ahora si usted se inclina más por sabores dulces, le recomiendo que ordene el atol de piña que lleva canela y pimienta gorda, realmente muy sabroso.
Es muy común escuchar un domingo por la mañana en la cafetería de doña Toya: “véndame dos chucos por favor”. Justamente son estos pequeños momentos, los que perduran en la memoria y convierten el viaje en una auténtica experiencia de intercambio cultural.
Siguiendo con el tour, pregunte por el Garaje de la Leche; a partir de las cuatro de la tarde podrá encontrar una de las cuajadas mas cremosas de la región.
¡Llévese sus tortillas calentitas para degustarla allí mismo! Finalmente, las empanadas con quilete y requesón son absolutamente deliciosas en Santa Rosa de Copán (le recomiendo que vaya al comedor de doña Amparo para saborearlas).
La visita a Santa Rosa estaría incompleta, si no fuera acompañada por el gozo de sus exquisitos manjares que inundan nuestro paladar con una cocina de tradición. Al final del tour le prometo que (aunque termine con unas libritas de más) llevará consigo una experiencia gastronómica de nunca olvidar.